La figura de Heracles descuella entre la de los héroes griegos como una de las más utilizadas en la cerámica tanto de figuras negras, en la que es más profusa, como la de figuras rojas. El primer trabajo de los doce que debe realizar para cumplir con lo aconsejado por el oráculo de Delfos es, sin dudas, el más conocido. El héroe debe vencer más con astucia que con el poder de sus músculos a la temible fiera que asola a los habitantes de Nemea. En ambas caras del vaso, Heracles se enfrenta al feroz monstruo de pie y mientras lo estrangula pone en tensión todo su cuerpo. Junto al héroe aparece Iolao, su amigo y compañero, y otras figuras que gesticulan con ansiedad ante el difícil combate, especialmente Hermes quien está presente en una de las caras. El esquema de la lucha es el más antiguo, derivado de modelos orientales, y no se corresponde con la realidad pues es ilógico que el león combata en dos patas. Es una escena de gran carga emocional en la cual el héroe arriesga su vida sin la protección que de ahora en adelante podrá tener en los otros trabajos al poder utilizar la piel del león de Nemea como coraza.